Por Sonia M. Rosa-Vélez
Cuando llegue el olvido, te quiero recordar en los perdidos solares de mi mente,
con esa sonrisa que me haz dedicado,
con ternuras,
con perdones,
sin ninguna amargura.
Cuando llegue ese día tan temido,
te quiero recordar como eres ahora,
con el cabello gris, seguro de ti mismo.
Y aunque yo no recuerde,
tu no te olvidarás,
de quien eres,
de quien haz sido,
que fuiste, serás,
por días,
por años,
tan mio...
siempre mio.
viernes, 25 de enero de 2008
jueves, 24 de enero de 2008
En las buenas y en las malas
Por Sonia M. Rosa-Vélez
Hay cosas en la vida, que cuando uno las comienza jamás se imagina que van a durar tanto o a tomar tanto tiempo. Ejemplo en cuestión es el matrimonio, uno jura que si, que va vivir, honrar, amar y respetar a esa persona especial por el resto de la vida. Sin embargo, la opción divorcio siempre está en la parte trasera de la mente como una puerta de emergencia, un escape si la cosa se pone dura.
El pasado mes de enero mi esposo y yo, cumplimos 23 años de casados. Fuimos novios por 4 años, así que llevamos juntos 27 años, una vida. Una vida, y digo con asombro una vida, porque estar casado y mantenerse casado no es poca cosa y tampoco es tarea fácil. En una entrevista de trabajo me preguntaron cuales eran los más grandes logros de mi vida y sin pensarlo dos veces dije: “Estar casada con el mismo hombre y mantenerme casada por todos estos años” Mantener la unión de un matrimonio es un gran logro.
Los que participamos en esta empresa de sol a sol sabemos, que existen sus ratos bonitos, algunos hasta rayan en sublimes, pero el precio que se paga por esos ratitos, es trabajo, trabajo, trabajo y más trabajo. La mayor parte del tiempo es trabajo físico, porque si uno no limpia, bota la basura, friega, lava la ropa, limpia los pisos, y pasa la aspiradora, se le viene la casa encima… Pero encima de eso hay que añadir los verbos de unidad como: escuchar, perdonar, ayudar, colaborar, orar y amar, pues entonces no es la casa sino la institución sicológica del matrimonio la que se viene abajo.
Mis padres y mis suegros tienen matrimonios extraordinarios, que a mi parecer son ejemplares. Son gente que llevan 4, 5, 6 décadas largas juntos. Jamás he visto a mis padres gritarse o ser grosero uno con el otro en público ni en privado. Mis suegros, colaboran mucho uno con el otro. Cuando ella está cansada él cocina, de otro lado ella le prepare con tanta devoción su juguitos naturales y él se levanta tempranito para prepararle su avena de desayuno todos los días.
Nosotros no le llegamos ni a los talones a nuestros padres, pero en nuestra imperfección, hemos llegado hasta hoy 6 de enero de 2008. Nos ha tomado tiempo y esfuerzo conocernos y entendernos, pero ahora en muchos casos solo hace falta una mirada y listo ya sabemos lo que el otro opina. Somos muy diferentes, porque nos criamos en hogares muy diferentes, pero en la diversidad de nuestras personalidades hemos hallado fuerza.Nuestro mejor proyecto ha sido la crianza de nuestro único hijo. Nos cruzamos los roles y mi esposo es el sobre-protector y yo la más liberal.
Estos últimos diez meses hemos vivido una de las pruebas más duras que puede confrontar un matrimonio: el cáncer. Por días, semanas y meses he sido esta mujer diferente, una paciente de cáncer. Ya no soy la super-mujer, en control , he sido simplemente frágil y en mi fragilidad mi familia, mi esposo y mi hijo me han amado, y muy a su manera me han protegido.
El año pasado no fue cualquier año. Fue un super, mega, recontra difícil año, que debiera contarse exponencialmente como diez años en el conteo de la unión de nuestras vidas.
Recuerdo como si fuera ayer, el día en que vestidita de blanco, pegadita al lado de mi novio, me convertía en su esposa. Estábamos tomados de las manos y ambos temblábamos. La boda fue muy sencilla y escribimos votos cursis y sinceros para la ocasión. No sabíamos cuan cuesta arriba iba a ser la carrera, pero hemos seguido juntos en ella como nos prometimos aquella mañana de enero con tanto amor- “en las buenas y en las malas, hasta que la muerte nos separe”
Suscribirse a:
Entradas (Atom)