por Sonia M. Rosa-Vélez
Algo espiritual
he caminado
y no lo puedo
explicar es tan callado.
Que vino y se sentó
al lado de mi alma,
luego me abrazó,
me contagió su calma.
Y me ayudó
de nuevo a vivificar
mi sangre de una nueva esperanza.
viernes, 7 de septiembre de 2007
miércoles, 5 de septiembre de 2007
Palomas mensajeras
por Sonia M. Rosa-Vélez
Palomas mensajeras sanjuaneras,
trajeron el mensaje tan prestas y ligeras.
Y en spanglish me dijeron todas a la vez, las muy salseras.
-Baby, regresa a casa.
-Baby esto es un tropiezo,
-Honey, vas a ganar la pelea.
-Mamita, don't give up, nunca te rindas.
Y se escuchaban en su vuelo de alas todas bullangueras.
Palomas mensajeras sanjuaneras,
trajeron el mensaje tan prestas y ligeras.
Y en spanglish me dijeron todas a la vez, las muy salseras.
-Baby, regresa a casa.
-Baby esto es un tropiezo,
-Honey, vas a ganar la pelea.
-Mamita, don't give up, nunca te rindas.
Y se escuchaban en su vuelo de alas todas bullangueras.
Hoy
Por Sonia M. Rosa-Vélez
Me desperté a las cinco de la mañana, como siempre. Tomé un bocado de aire, un pedacito de ánimo y cojeé hasta el baño (me duelen las rodillas, este es un efecto secundario de la quimioterapia). Entré en lo de siempre, en la rutina.
Sin embargo, rutinariamente no me levanto así, en un ritmo doloroso y pausado con la mente bien clara, oxigenada. Con el cuerpo como un todo, agradecido de la vida.
Luego de lo necesario y rutinario fui y levanté a mi hijo, para su primer día de clases. Ya no es el muchachito asombrado de primer grado, es el hombre con la voz oscura que finaliza la secundaria con ansias. Mi esposo fue a llevarlo a la escuela.
Mi hijo, antes de marcharse, me dio los tres besitos rutinarios que usualmente nos damos. Es una cosa nuestra. Un beso no basta, tienen que ser tres. Tres besos agolpados como diciendo que nuestra relación merece tres besos. -"Uno no da llévate más"- como dicen los campesinos de mi isla.
Pasan un par de horas calladas y ahora soy yo la que conduce a otra cita médica, siempre llenas de sorpresas. Andrea Bocelli, canta en italiano, algo triste, en un disco compacto que le gusta a mi esposo y que se enciende en automático al yo encender el auto.
Ya es el mediodía y sigo felíz.
Felíz de estar viva.
Felíz de la vida.
Felíz con la vida
Felíz en la vida.
Llena de esta paz, de esta única paz.
Me desperté a las cinco de la mañana, como siempre. Tomé un bocado de aire, un pedacito de ánimo y cojeé hasta el baño (me duelen las rodillas, este es un efecto secundario de la quimioterapia). Entré en lo de siempre, en la rutina.
Sin embargo, rutinariamente no me levanto así, en un ritmo doloroso y pausado con la mente bien clara, oxigenada. Con el cuerpo como un todo, agradecido de la vida.
Luego de lo necesario y rutinario fui y levanté a mi hijo, para su primer día de clases. Ya no es el muchachito asombrado de primer grado, es el hombre con la voz oscura que finaliza la secundaria con ansias. Mi esposo fue a llevarlo a la escuela.
Mi hijo, antes de marcharse, me dio los tres besitos rutinarios que usualmente nos damos. Es una cosa nuestra. Un beso no basta, tienen que ser tres. Tres besos agolpados como diciendo que nuestra relación merece tres besos. -"Uno no da llévate más"- como dicen los campesinos de mi isla.
Pasan un par de horas calladas y ahora soy yo la que conduce a otra cita médica, siempre llenas de sorpresas. Andrea Bocelli, canta en italiano, algo triste, en un disco compacto que le gusta a mi esposo y que se enciende en automático al yo encender el auto.
Ya es el mediodía y sigo felíz.
Felíz de estar viva.
Felíz de la vida.
Felíz con la vida
Felíz en la vida.
Llena de esta paz, de esta única paz.
domingo, 2 de septiembre de 2007
Los poemas
Por Sonia M. Rosa-Vélez
Vinieron las musas a visitarme en estos días. Y aunque estos no son los poemas usuales, vivo un momento inusual en mi vida donde todo ha cambiado. En autocrítica puedo decirles que solo algunos de los poemas tienen título, solo la fecha en que lo escribí, en una libretita que cargo en mi cartera, y con palabras que brotaron amontonadas y alborotadas.
Casi me acostumbro a solo escribir prosa, pero vinieron las musas, mis amigas, y me hicieron recordar mi niñez, y la charquita aquella idílica del barrio Piedras Blancas de Aguada, Puerto Rico a la que íbamos a jugar, a recoger flores, observar las mariposas, comer guayabas e hicacos, pescar jueyes con los vecinitos y en mi caso soñar poemas. Todavía recuerdo que mi primer poema fue dedicado a mami. No recuerdo el texto, pero recuerdo la emoción que sentí al regalarle un manojo de flores silvestres semi-marchitas y mis primeros versos dedicados a ella, mi primera maestra, mi primera musa...
Los poemas son hijos del alma de aquél que los escribe. Los hijos hermosos y legítimos, vestidos con trajes de mundillo (tejido a comisión por una viejita de San Sebastián) o hijos ilegítimos (hambrientos, sucios y mal vestidos) que simplemente el poeta quiere esconder de la luz pública. Los poemas mios son míos, no voy a negar a mis poemas. Son míos, aunque otros los llamen simplones, palabreros, cuadrados y viejos. Ay, los poemas, son tantas cosas, para tanta gente y a veces son tan poco entendidos.
Debo admitir que algunos de mis poemas ni yo misma los entiendo. Son palabras en procesión percusionada candenciosa, una mezcla de merengue, salsa y bachata verbal con una que otra línea bien lograda llena de los violines llorones de Bethoven en un – “Calabó y bambú” caluroso y tropical.
27 de agosto de 2007
Por Sonia M. Rosa-Vélez
La isla de mis ensueños se muestra tan lejana.
Llena de habitaciones que me esperan, para
contarme historias..., salpicadas de emociones.
Mas yo sigo aquí sembrada en cuartos estériles
llenos de mi dolor,
llenos de dolor ajeno.
27 de agosto de 2007
Por Sonia M. Rosa-Vélez
Dormir, en un tic-tac
cansado sin descanso.
Dormir, la meta innalcanzable, la meta que en un ciclo no se acaba,
regresa cada día
a exigir su lugar..
Dormir, en un tic-tac de pesadillas con, serpientes y ratones que se esconden,
en los rincones
para burlarse de mí en las madrugadas alucinadas.
En el casi sueño, en el suspenso
que no es dormir,
es casi dormir.
Dormir,
en un tic-tac cansado,
con días sin descanso,
con noches de ojos hinchados,
de cerebros preocupados por
dormir.
27 de agosto de 2007
por Sonia M. Rosa-Vélez
Te llamé para decirte que me muero.
Te llamé para decirte que te quiero.
Que siempre te he querido y que querer en silencio
sin tú saber,
ha sido mi pecado y,
no lo he confesado.
Me muero, te mueres, nos morimos.
Yo vivo, tu vives y vivimos cada día, a golpe de minuto y de segundo.
Y yo me muero aquí y ahora con la verdad en la mano.
Susurrando con lágrimas que te amo.
Slow motion
by Sonia M. Rosa-Vélez
A spatial frantic haste,
crucial, fast, necessary,
It’s running reckless rhythms
in my life
like wild fires.
All that poison adrenaline
that keeps me in the fast track,
demented rush in dizziness
keeping me near collapse.
Give me a dose of slow motion!
The lunacy will stop. . .
Give me a dose of slow motion!
With a rhythm ultra-slow.
Give me a dose of slow motion!
Just to make a phone call.
Give me a dose of slow motion!
Send firemen, paramedics, to stop
the outrageous fury
before my body explodes
Vinieron las musas a visitarme en estos días. Y aunque estos no son los poemas usuales, vivo un momento inusual en mi vida donde todo ha cambiado. En autocrítica puedo decirles que solo algunos de los poemas tienen título, solo la fecha en que lo escribí, en una libretita que cargo en mi cartera, y con palabras que brotaron amontonadas y alborotadas.
Casi me acostumbro a solo escribir prosa, pero vinieron las musas, mis amigas, y me hicieron recordar mi niñez, y la charquita aquella idílica del barrio Piedras Blancas de Aguada, Puerto Rico a la que íbamos a jugar, a recoger flores, observar las mariposas, comer guayabas e hicacos, pescar jueyes con los vecinitos y en mi caso soñar poemas. Todavía recuerdo que mi primer poema fue dedicado a mami. No recuerdo el texto, pero recuerdo la emoción que sentí al regalarle un manojo de flores silvestres semi-marchitas y mis primeros versos dedicados a ella, mi primera maestra, mi primera musa...
Los poemas son hijos del alma de aquél que los escribe. Los hijos hermosos y legítimos, vestidos con trajes de mundillo (tejido a comisión por una viejita de San Sebastián) o hijos ilegítimos (hambrientos, sucios y mal vestidos) que simplemente el poeta quiere esconder de la luz pública. Los poemas mios son míos, no voy a negar a mis poemas. Son míos, aunque otros los llamen simplones, palabreros, cuadrados y viejos. Ay, los poemas, son tantas cosas, para tanta gente y a veces son tan poco entendidos.
Debo admitir que algunos de mis poemas ni yo misma los entiendo. Son palabras en procesión percusionada candenciosa, una mezcla de merengue, salsa y bachata verbal con una que otra línea bien lograda llena de los violines llorones de Bethoven en un – “Calabó y bambú” caluroso y tropical.
Pez en pecera
27 de agosto de 2007
Por Sonia M. Rosa-Vélez
Como un pez en pecera,
presa me he sentido.
Anhelo nadar,
nadar en el mar,
en mi mar, el mar Caribe,
con otros peces tropicales de colores intensos,
mis hermanos del cardúmen de peces que bailan juntos:
bachata, salsa y merengue,
mientras los tiburones hambrientos nos persiguen.
Como un pez en pecera,
presa me he sentido.
Anhelo nadar,
nadar en el mar,
en mi mar, el mar Caribe,
con otros peces tropicales de colores intensos,
mis hermanos del cardúmen de peces que bailan juntos:
bachata, salsa y merengue,
mientras los tiburones hambrientos nos persiguen.
27 de agosto de 2007
Por Sonia M. Rosa-Vélez
La isla de mis ensueños se muestra tan lejana.
Llena de habitaciones que me esperan, para
contarme historias..., salpicadas de emociones.
Mas yo sigo aquí sembrada en cuartos estériles
llenos de mi dolor,
llenos de dolor ajeno.
27 de agosto de 2007
Por Sonia M. Rosa-Vélez
Dormir, en un tic-tac
cansado sin descanso.
Dormir, la meta innalcanzable, la meta que en un ciclo no se acaba,
regresa cada día
a exigir su lugar..
Dormir, en un tic-tac de pesadillas con, serpientes y ratones que se esconden,
en los rincones
para burlarse de mí en las madrugadas alucinadas.
En el casi sueño, en el suspenso
que no es dormir,
es casi dormir.
Dormir,
en un tic-tac cansado,
con días sin descanso,
con noches de ojos hinchados,
de cerebros preocupados por
dormir.
27 de agosto de 2007
por Sonia M. Rosa-Vélez
Te llamé para decirte que me muero.
Te llamé para decirte que te quiero.
Que siempre te he querido y que querer en silencio
sin tú saber,
ha sido mi pecado y,
no lo he confesado.
Me muero, te mueres, nos morimos.
Yo vivo, tu vives y vivimos cada día, a golpe de minuto y de segundo.
Y yo me muero aquí y ahora con la verdad en la mano.
Susurrando con lágrimas que te amo.
I’ve changed…
by Sonia M. Rosa-Vélez
I don’t want to be rich, I’ve changed…
Neither want to be famous, I’ve changed…
since the moment you arrive, I don’t know,
I am somewhat surprised I am not the same.
Can you see the difference you have made?
Please believe, I can hear a new music
everywhere.
And I have this newborn child like faith,
because I see you growing everyday.
This is a stunning miracle, today,
you can call me your mother…I’ve changed.
by Sonia M. Rosa-Vélez
I don’t want to be rich, I’ve changed…
Neither want to be famous, I’ve changed…
since the moment you arrive, I don’t know,
I am somewhat surprised I am not the same.
Can you see the difference you have made?
Please believe, I can hear a new music
everywhere.
And I have this newborn child like faith,
because I see you growing everyday.
This is a stunning miracle, today,
you can call me your mother…I’ve changed.
Son
by Sonia M. Rosa-Vélez
My beautiful son,
by Sonia M. Rosa-Vélez
My beautiful son,
look how much you’ve grown,
no longer a baby and looking so strong.
And you use to live very close inside me,
in warmth and in darkness,
hiding in my nest.
My beautiful son
you bring out my best you make me a full woman,
and I never rest.
You are running me ragged little hurricane,
and the day will come.
Yes!, the day will come,
when you leave my nest, when you leave my home,
looking for a nation,
Singing a new song.
My beautiful son, you captured my soul,
please always remember,
the nest, yes! the home. . .
I will be here waiting,
saving you a corner,
baptized with endearment,
a warm nest of love.
no longer a baby and looking so strong.
And you use to live very close inside me,
in warmth and in darkness,
hiding in my nest.
My beautiful son
you bring out my best you make me a full woman,
and I never rest.
You are running me ragged little hurricane,
and the day will come.
Yes!, the day will come,
when you leave my nest, when you leave my home,
looking for a nation,
Singing a new song.
My beautiful son, you captured my soul,
please always remember,
the nest, yes! the home. . .
I will be here waiting,
saving you a corner,
baptized with endearment,
a warm nest of love.
Slow motion
by Sonia M. Rosa-Vélez
A spatial frantic haste,
crucial, fast, necessary,
It’s running reckless rhythms
in my life
like wild fires.
All that poison adrenaline
that keeps me in the fast track,
demented rush in dizziness
keeping me near collapse.
Give me a dose of slow motion!
The lunacy will stop. . .
Give me a dose of slow motion!
With a rhythm ultra-slow.
Give me a dose of slow motion!
Just to make a phone call.
Give me a dose of slow motion!
Send firemen, paramedics, to stop
the outrageous fury
before my body explodes
Canción de amor
por Sonia M. Rosa-Vélez
Cántame una canción nueva y serena.
Inventa un nuevo idioma para nunca olvidar,
los sentimientos que tu risa me provoca,
las vibraciones que en mi rugen como el mar.
Cántame una canción loca y absurda,
que sea totalmente original.
Captura en verso esta hermosa aventura,
que cual violento sismo hoy me hace temblar.
Cántame una canción nacida en tu alma,
quiero escuchar el eco de tu voz...
Cántame tu canción la escucharé con calma.
Cada nota logrará transformación...,
!porqué tus versos me inyectarán amor!
Testamento
por Sonia M. Rosa-Vélez
Cuando yo muera ve y siembra un árbol,
planta semillas en mi panteón,
escribe un verso que nadie entienda,
y dile al mundo que te di amor.
Cuando yo muera no sufras mucho,
recuerda yo seré tu inspiración,
y cuando por fin te encuentres solo,
tú podrás escribir una canción.
Cuando yo muera guarda un retrato
de la novia que te dijo si...,
un seis de enero, vestida en blanco,
mientras temblaba pegadita a tí.
Cuando yo muera, dile mi nombre...,
enséñale que de verdad le amé.
Dile a mi hijo que es ángel único,
y que mi vida transformada fue
en el momento que lo vi nacer.
Cuando yo muera sigue viviendo,
cuando yo muera guárdame un beso,
cundo yo muera busca una estrella,
cuando yo muera
dale tu amor a una mujer bautizada de emoción,
que te cobije y te dé calor.
Cuando yo muera guárdame un rincón,
porqué yo fuí tu primera pasión.
por Sonia M. Rosa-Vélez
Cántame una canción nueva y serena.
Inventa un nuevo idioma para nunca olvidar,
los sentimientos que tu risa me provoca,
las vibraciones que en mi rugen como el mar.
Cántame una canción loca y absurda,
que sea totalmente original.
Captura en verso esta hermosa aventura,
que cual violento sismo hoy me hace temblar.
Cántame una canción nacida en tu alma,
quiero escuchar el eco de tu voz...
Cántame tu canción la escucharé con calma.
Cada nota logrará transformación...,
!porqué tus versos me inyectarán amor!
Testamento
por Sonia M. Rosa-Vélez
Cuando yo muera ve y siembra un árbol,
planta semillas en mi panteón,
escribe un verso que nadie entienda,
y dile al mundo que te di amor.
Cuando yo muera no sufras mucho,
recuerda yo seré tu inspiración,
y cuando por fin te encuentres solo,
tú podrás escribir una canción.
Cuando yo muera guarda un retrato
de la novia que te dijo si...,
un seis de enero, vestida en blanco,
mientras temblaba pegadita a tí.
Cuando yo muera, dile mi nombre...,
enséñale que de verdad le amé.
Dile a mi hijo que es ángel único,
y que mi vida transformada fue
en el momento que lo vi nacer.
Cuando yo muera sigue viviendo,
cuando yo muera guárdame un beso,
cundo yo muera busca una estrella,
cuando yo muera
dale tu amor a una mujer bautizada de emoción,
que te cobije y te dé calor.
Cuando yo muera guárdame un rincón,
porqué yo fuí tu primera pasión.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)