viernes, 14 de noviembre de 2008

Tres besos, un sueño y un despertar


Por Mariam Ludim Rosa Vélez

Chiqui tenía esta curiosa y hermosa costumbre - muy suya- de darle tres besos, en vez de uno, a sus seres amados. Eran besos resonantes, cadenciosos… sazonados con una mezcla balanceada de ternura y alegría. Sus besos eran la representación de ella misma. Tres veces más creativa, tres veces más sobresaliente, tres veces más aplicada, tres veces más curiosa, tres veces más apalabrada.

Sí, era una amiga de las palabras desde chica, cuando se aprendía extensos poemas que recitaba en la iglesia. Desde su adolescencia escribía poemas y en su juventud transformó sus poesías en himnos de alabanza. Fue así que musicalizó su versión del Salmo 42:

Clamo a ti oh Dios, tiene sed mi alma
Tú eres el Dios vivo, dame la calma.

Coro
Fueron mis lágrimas mi pan del día
Y me preguntaba:- ¿Dónde estás Tú oh Dios?
Mas hoy te alabo tu canción es conmigo,
Ya no sufras alma mía solo alaba a Dios.

Pensaba dudoso era mi interrogante
Porque sufre mi alma, porque me abates.

Y la Roca mía sintió mi penar,
Me sostuvo firme hasta el final.

Como era tres veces más entusiasta y tres veces más comprometida, en su juventud dirigió un grupo musical cristiano: Jehovanisi (Jehová será nuestro estandarte). Sus habilidades de liderazgo y su conocimiento de música como pianista fueron la clave para sostener por muchos años este ministerio.

Como era tres veces más sociable tenía mucha facilidad de hacer amigos y mantenerlos. Muchos de los que leen son testigos de ello. Hasta hoy, conservaba amigos cultivados en la escuela superior, en la universidad y en la iglesia acá en Puerto Rico a los que sumó más recientemente los que cultivó en Estados Unidos y otro puñado a través del ciberespacio.

Como era tres veces más analítica de primera instancia decidió estudiar sicología en el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM). Sin embargo, venció la palabra y luego optó por el Departamento de Estudios Hispánicos.

Como era tres veces más encantadora, encantó a un guapo joven con el que se unió un 6 de enero de 1985 y como era tres veces más motivada –aún contra los pronósticos de no poder procrear- alumbró a un hermoso chico un 29 de enero de 1991.

Como era tres veces más decidida, luego de un tiempo sin estudiar, culminó su Maestría en Estudios Hispánicos del RUM, donde en combustión espontánea surgió una pasión a la tercera potencia por los Taínos.

Como era tres veces más entregada se convirtió en una maestra detallista, en incansable investigadora de las genealogías y en la autora del libro Los mitos Taínos: Espejo de los mitos de América así como de múltiples ensayos de temas históricos.

Como era tres veces más luchadora, peleó la buena batalla con fuerza, con la palabra, con el silencio, con intensidad y con esperanza… asida de la mano del Todopoderoso.

Y antes de quedarse profundamente dormida en la madrugada del 13 de noviembre del 2008, soñaba todos los días con bellas sirenas que, por supuesto, tenían sus colas pluricoloreadas. Eran sobrevivientes de varias tragedias y luego nadaban con libertad. También, soñaba con las ciguapas, esas enigmáticas y mágicas féminas de la mitología indígena caribeña que se caracterizaban por su fortaleza.

Luego de esos hermosos sueños, mi amada ahora descansa, mi hermana duerme serena y tranquila. Nos dio tres besos, inolvidables como ella… tres besos y un hasta luego… tres besos, tres abrazos y la promesa de un despertar.

Peleó la buena batalla de la fe, echó mano de la vida eterna.