Por Sonia M. Rosa-Vélez
Me desperté a las cinco de la mañana, como siempre. Tomé un bocado de aire, un pedacito de ánimo y cojeé hasta el baño (me duelen las rodillas, este es un efecto secundario de la quimioterapia). Entré en lo de siempre, en la rutina.
Sin embargo, rutinariamente no me levanto así, en un ritmo doloroso y pausado con la mente bien clara, oxigenada. Con el cuerpo como un todo, agradecido de la vida.
Luego de lo necesario y rutinario fui y levanté a mi hijo, para su primer día de clases. Ya no es el muchachito asombrado de primer grado, es el hombre con la voz oscura que finaliza la secundaria con ansias. Mi esposo fue a llevarlo a la escuela.
Mi hijo, antes de marcharse, me dio los tres besitos rutinarios que usualmente nos damos. Es una cosa nuestra. Un beso no basta, tienen que ser tres. Tres besos agolpados como diciendo que nuestra relación merece tres besos. -"Uno no da llévate más"- como dicen los campesinos de mi isla.
Pasan un par de horas calladas y ahora soy yo la que conduce a otra cita médica, siempre llenas de sorpresas. Andrea Bocelli, canta en italiano, algo triste, en un disco compacto que le gusta a mi esposo y que se enciende en automático al yo encender el auto.
Ya es el mediodía y sigo felíz.
Felíz de estar viva.
Felíz de la vida.
Felíz con la vida
Felíz en la vida.
Llena de esta paz, de esta única paz.
miércoles, 5 de septiembre de 2007
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2 comentarios:
Hola Chiqui:
Sin duda la maravilla del existir es disfrutar un momento a la vez. A esas pequeños detallitos yo les llamo momentos que valen un millón. Como tomar un sorbido de una sopa caliente cuando tienes catarro. O conversar con tus padres largo y tendido sobre sus ya casi 60 años de casados. Ver la película Walk in the clouds en un día lluvioso. Mejor aún leer lo que mi hermana escribe en su blog... definitivamente éste es un momento que vale un millón. Gracias. Te amo.
Mariam Ludim
Mariam;
Hay que saborearse esos momentos especiales de la vida. Como bien los clasificas, si uno tuviera el millón los pagaría porque esos momentos se repitieran a diario.
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