por Sonia M. Rosa-Vélez
Ordinaria. Nada especial y me tocó este regalo, que no quiero, que no merezco, que es mucho para mi porque no lo comprendo. Un regalo que duele es un regalo complejo. Que inunda como un tsunami los lejanos vestigios del alma, los callados rincones solitarios, los silencios más sagrados. Y en ese grito, mojado, ahogado, casi sin vida, extendí la mano para recibir otra cosa, ayuda, otro tipo de ayuda. Entonces escuché el eco despegado de la voz de mujer que me dijo en inglés: ” I hate to tell you that you have cancer”. Recibí la muerte envuelta en papel de regalo. Recibí la vida desnuda y casi ahogada en a quel necesario tsunami de lágrimas gritando:- Vas a vivir, vas a vivir, vas a vivir.
viernes, 14 de septiembre de 2007
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