viernes, 6 de junio de 2008

Buenas noticias

Por Sonia M.Rosa-Vélez

Tengo el equilibrio de un perezoso (sloth) abandonado en tierra firme, desde que era niña. Ninguno de los juegos infantiles de la época eran para mi porque resultaba malamente herida por mi falta de equilibrio. Teníamos un buen patio delantero en la casa del campo y era el punto de reunión de los niños del barrio.

Eramos las reinas de los juegos organizados. Brincar a la cuica, rio-rivera, la verbena, doña Ana, jugar a los jacks, jugar de esconder, brincar peregrina o jugar de eres, bueno la cantidad de los juegos no tenía fin. Todas mis hermanas y los invitados del barrio eran muy ágiles excepto yo. Para evitar más daño del ya recibido, mami me invitaba a sentarme en el balcón con ella , mientras las demás jugaban con la alocada tropa de vecinitos.

Así fue como a los 4 años aprendí a leer y escribir. Como bien decía mi mamá:-Le enseñé para que no se aburriera. También me enseñó a bordar para que no me aburriera y todavía cuando estoy mega-estresada recurro al bordado para calmarme.

Mis rodillas pueden contar la historia de mis espectaculares caídas por la vida. Las dos más recientes fueron en mi casa, cuando me caí de la cama , que es bastante alta, en medio de una pesadilla y la segunda fue corriendo al baño y me he caído como pelotera tratando de robarme las bases. Para esa caída tuve que pedir ayuda por un rato, porque mi esposo tiene el sueño pesado y yo no me atrevía a moverme, porque pensaba que me había fracturado algún hueso.

El producto de mis más recientes caídas fue la sospecha de cáncer en los huesos. El dolor era insufrible, era imposible dormir y sentarme. Cáncer en los huesos, si cáncer en los huesos, son palabras mayores, palabras que nadie quiere escuchar o ver escritas junto a su nombre.

Me armé de valor y fui al Lombardi Cancer Center buscando respuestas. Quería saber si la sospecha era cierta sin lugar a dudas. Todos fueron muy amables, tomó todo el día el hacerme el rastreo de los huesos. Nunca me habían hecho un rastreo de los huesos (bone scan) tan detallado. Eso me preocupó, pasé varias noches sin dormir y paralizada ante la posibilidad de otro golpe.

La doctora llamó con voz cordial y me dijo:- No tienes cáncer de los huesos. Tienes artritis, cosa que se espera a tú edad, estás golpeada pero no tienes cáncer en los huesos- repitió, con una risita en su voz.

Tengo el equilibrio de un perezoso abandonado en tierra firme, desde que era niña, pero no tengo cáncer en los huesos. !Gracias Dios, gracias Dios, gracias Dios!
I don't know the key to success, but the key to failure is trying to please everybody.
Bill Cosby

martes, 3 de junio de 2008

Ser felíz...

'Ser feliz es trabajar con orgullo para tener una familia que te juzgue y te admire'”- Eugenio María de Hostos

lunes, 2 de junio de 2008

Richard Maldonado González (1972- 2008)

por Sonia M.Rosa-Vélez

Lo conocí un día de primavera y nos caímos bien de entrada.

Creo que el no tenía ni 20 años, pero el muchacho tenía don de gentes. Pasó unos meses viviendo con mis suegros, que lo recibieron y lo arroparon con su amor. Mi cuñada lo quería como a un hermano, mi esposo lo quería como a a un hermano, yo lo quería como a un hermano. Esa hermandad de los primos que sinceramente se quieren, con un amor profundo no se ve todos los dias.

Era sencillo y llevaba el corazón en la mano siempre. Por una de las vueltas que da la vida, durante el primer mes de embarazo con mi único hijo, a mi esposo lo trasladaron a trabajar a otro estado y yo me quedé sola. Pero en realidad nunca estuve sola, Richi estuvo muy pendiente de mi durante esos meses. Yo conducía un trasto viejo, que se dañaba en cada esquina, y Richi lo arregló en múltiples ocasiones. Muchas veces llegaba a la casa y el teléfono sonaba y era Richi con una sola pregunta:- ¿Llegaste bien? El humor y la calidez de nuestra relación de hermanos/amigos no se puede explicar con palabras, solo se puede sentir en el alma.

Por tener el alma que tuvo siempre, Richi sufrió mucho. Lo ví llorar en más de una ocasión. Era un hombre sensitivo que no se avergonzaba de serlo. Su vida fue tormentosa. Sobrevivió varios golpes casi fatales de la vida, y siempre recibía a los que veníamos a verlo con tanto amor. Parecia sorprendido de que lo amáramos tanto.

La vida nos separó pero el amor se quedó intacto y siempre nos comunicábamos a través de terceros, dejándonos mensajes de amor fraternal sincero.

Richard Maldonado-González, el primo de mi esposo, pero mi hermano del alma, que me protegió en los momentos más vulnerables de mi vida ha fallecido. Tenía solo 36 años. Nunca lo olvidaremos.